
Durante toda la tarde del jueves, los medios locales hablaron de la niña, mostraron su foto y pidieron cooperación ciudadana para que el caso tuviera un final feliz. "Tenemos que encontrarla. Eso era todo lo que se me pasaba por la cabeza en esos momentos. Cada vez era más tarde, la calle estaba más oscura, más fría y sabíamos que nuestra niña tenía hambre", recuerda Ryno.
Estos dramas pueden prolongarse durante días, semanas o incluso meses,
si los secuestradores tienen cuidado y consiguen que se enfríe el rastro de su
crimen. No fue este caso. El suplicio de Calysta sólo duró 18 horas. El
viernes por la mañana fue hallada en una tienda de Colorado Springs. Estaba
sola.
¿Cómo habían llegado las autoridades hasta allí? Muy fácil: la propia
Calysta se había separado de su secuestrador en cuanto vio un teléfono público,
marcó el 911 (el 012 de Estados Unidos) y avisó de su paradero. El secuestrador
la vio al teléfono y, según cuenta una portavoz de la policía de Colorado
Springs, Barbara Miller, huyó a pie de la escena.
Sólo queda, pues, el fleco de qué hacer con el secuestrador. Se trata de Jose García, de 29 años, y fue hallado, muy en la línea con el resto de la historia, en una parada de autobús a varios kilómetros de donde había dejado a Calysta.
En cuanto a la madre, Stephanie Córdova, recuerda explotar de alegría
cuando recibió la llamada de las autoridades. "Gracias a Dios y a
todos los que siguieron las noticias del secuestro, todos los que velaron por
mi hija y la trajeron a casa".
Fuente: Yahoo.com
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