lunes, 29 de agosto de 2011

¿Cucarachas Robot?

Matar a una cucaracha que se encuentre debajo de nuestra nevera, por ejemplo, podría convertirse no sólo en un atentado contra la vida, sino también contra la tecnología, en el caso de que alguien nos estuviera espiando disimuladamente a través de ella.
Electrodos implantados en donde antes estuvieron las antenas de estos insectos han convertido a un tipo de cucaracha denominado Periplaneta americana en una proeza tecnológica, al tiempo que biológica, y teledirigida.

Los insectos pueden hacer muchas cosas que no pueden hacer los humanos, señalan los creadores de la primera cucaracha robótica de la historia. Por ejemplo, son capaces de llegar a lugares recónditos, entre los restos de un terremoto, y encontrar supervivientes. También pueden esconderse debajo de las puertas para realizar labores de espionaje sin que nadie se dé cuenta.

Para todo esto deben convertirse primero en insectos teledirigidos o bio- robots, un logro alcanzado en la Universidad de Tokio, donde un equipo de investigadores, liderados por el profesor Isao Shimoyana, ha implantado quirúrgicamente una mochila micro-robótica a una cucaracha, lo que permite dirigir por control remoto sus movimientos.

Con mini cámaras incorporadas

Los insectos teledirigidos electrónicamente podrían portar en esa mochila micro-robótica mini cámaras u otros artilugios de captación de información y se convertirían en mini robots muy útiles para determinadas funciones, según informa la revista on-line InterCorr.

Las posibilidades son enormes, según se deduce de la cantidad de dinero que el Gobierno japonés ha otorgado al proyecto: nada menos que 4,15 millones de euros, destinados al equipo de creación y fabricación del bio-robot, así como a los biólogos de la Universidad de Tsukuba, un centro líder en investigación situado en el centro de Japón.

Varios cientos de cucarachas guardadas en recipientes de plástico aguardan para convertirse en auténticos cyborgs. Se trata de cucarachas de la especie Periplaneta americana, que es más grande y fuerte que las cucarachas de otras especies. De esos cientos de bichos, los investigadores seleccionan unos cuantos para equiparlos con mochilas altamente tecnológicas, formadas por microprocesadores y conjuntos de electrodos.

Antes de instalarles quirúrgicamente las mochilas a los insectos, los científicos los gasean con dióxido de carbono para adormecerlos. Se les quitan las antenas y las alas, y en el lugar donde antes estaban las antenas se les colocan electrodos.

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