jueves, 12 de enero de 2012

¿Mozart murió por no tomar el sol?

La hermosa Viena, romántica, no tiene como protagonista el sol, precisamente. Pero eso no significa que el astro rey olvide a los habitantes de la capital austriaca.

Todo lo contrario, fue uno de sus hijos más ilustres el que lo olvidó, y su olvido podría haberle costado la vida. Según una nueva teoría sobre la muerte de Mozart, a éste le faltó luz solar, y ello podría haber derivado en una fatal deficiencia de vitamina D.
De ser cierta esta teoría, el compositor Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) podría haber sido más longevo si hubiera dedicado unos minutos diarios a tomar el sol. ¿Pero, y por qué no lo hizo? La respuesta es sencilla: tal cosa no encajaba en su forma de vida, de costumbres nocturnas (es sabido que a menudo escribía por la noche y dormía durante el día).
Aunque, siendo justos, el lugar donde vivió este gran músico tampoco ayudó. Según explican los expertos, los inviernos vieneses no gozan de niveles de UVB suficientemente altos como para activar la producción de la vitamina D. Así, la teoría sostiene que estos débiles rayos ultravioletas B fácilmente hubieran podido haberle causado deficiencias de ésta.
 En concreto, la investigación afirma que la exposición al sol eleva los niveles de vitamina D, clave en la lucha contra muchas enfermedades. Quizás no fuera casual que Mozart muriera el 5 de diciembre de 1791, “tras dos o tres meses de invierno, justo cuando los rayos ultravioletas Por lo tanto, William Grant, científico del Centro de Investigación en Salud en San Francisco, y Stefan Pilz de la Universidad Médica de Graz en Austria, achacan su prematura muerte (vivió 35 años) a estas características del clima, sumadas a sus hábitos nocturnos. B son los más bajos”.
Mozart estuvo enfermo durante largas temporadas, circunstancia que también encaja con esta hipótesis, pues esta deficiencia podría haber llevado a un mayor número de infecciones.
Dos siglos después, la muerte de Mozart sigue siendo un misterio. Si tuvo o no deficiencia vitamínica es algo que no puede probarse, ya que sus restos mortales siguen desaparecidos. Otras teorías atribuyeron su muerte a causas tan diversas como la fiebre reumática, la triquinosis, la gripe o el envenenamiento por mercurio, entre otras. En el acta de defunción constaba que había fallecido por una fiebre miliar aguda, una erupción cutánea parecida a las semillas de mijo, demasiado inexacta para la medicina moderna.
                         Más detalles acerca de la teoría de la falta de vitamina D:
 “Mozart realizaba la mayoría de sus composiciones por la noche, así que dormía mucho durante el día. En la latitud de Viena, 48 grados hacia el Norte, es imposible generar vitamina D a través de las radiaciones solares ultravioleta B, al menos durante seis meses al año. Mozart murió el 5 de diciembre de 1791, dos o tres meses después de entrar a la vitamina D del invierno”.
En su momento, hace más de dos siglos, la prematura muerte del gran Mozart fue atribuida a causas desconocidas y no es sino hasta ahora, 220 años después, que científicos podrían haber acertado un diagnóstico puntual para explicarla. Por cierto, existen innumerables teorías para explicar el deceso de este inspirador músico, entre ellas algunas que afirman que en realidad se trató de un asesinato ligado a la afiliación de Mozart a la masonería, o incluso se habla de los Iluminati. Lo cierto es que más allá de las verdaderas causas de su muerte, su legado resulta en una franca bendición para nuestros oídos.

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